Muy querida Filotea, te escribo esta carta para compartirte un dolor profundo que hay en mi corazón y que también se halla presente en el Corazón de Cristo.
El hombre; varón y mujer, ha sido constituido custodio de la Creación y guardián de su hermano; varón y mujer.
¡Con gran alegría observo como el hombre lleva a cabo su función de custodio de la Creación!
¡Con gran tristeza observo como el hombre no lleva a cabo su función de guardián de su hermano!
Filotea, hija mía, los hombres están tratando de cuidar con esmero la Creación. Pero tengo contra los hombres que se olvidan del cuidado de sus hermanos, que son más importantes.
Perdóname, hija mía, pero me voy a desahogar contigo, como tantas veces lo hago con el Señor en mi oración.
Se están danto tarjetas de identificación a animales y se les priva de ellas a los bebés, mucho más, se les mata; esto es el aborto, no se les permite empezar su vida natural.
Se cuida a los animales de la calle y se descuida a las personas mayores y enfermas, mucho más, se las mata; esto es eutanasia, no se les permite acabar su vida natural.
Se da de comer a los animales y se priva de alimento a tantos pobres.
Se abren continuamente centros de adopción de animales y se cierran continuamente orfanatos.
Este es el dolor que llevo en lo hondo del corazón: se humaniza a los animales y se deshumaniza a los hombres; se animaliza a los hombres y se desanimaliza a los animales. El hombre se olvida del hombre, el hombre no es guardián de sus hermanos.
Filotea, todos somos criaturas de Dios, pero el hombre tiene una dignidad mayor que es ser hijos de Dios, aunque muchos no se comporten como tales. Un perro no puede ser hijo de Dios, el hombre sí; un gato no puede ser hijo de Dios, el hombre sí; un manzano no puede ser hijo de Dios, el hombre sí... El hombre pasa de ser criatura de Dios a hijo de Dios por el sacramento del Bautismo.
Muy querida Filotea, cuidemos la Creación, pues somos sus custodios, más aún, cuidemos de los hombres, pues somos sus custodios y guardianes. Una herida no sana, si no se muestra, yo la saco a la luz, para que se cure: los hombres son hombres, los animales son animales; trata a los animales como animales, no como hombre, y, trata a los hombres como hombre, no como animales.
Dios que ha empezado en ti esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
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