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El temor de un hombre sabio, Patrick Rhotfuss

  • Cualquiera puede amar algo por algún motivo. Eso es tan fácil como meterse un penique en el bolsillo. Pero amar algo a pesar de algo es otra cosa. Conocer los defectos y amarlos también. Eso es inusual, puro y perfecto.
  • El precio de un pan es asequible, y por eso va tan buscado, pero hay cosas impagables: amor, tierra, risa jamás pueden ser comprados.
  • Ten cuidado por el camino —dijo con expresión preocupada—. Recuerda que todo hombre sabio teme tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre amable.
  • Está bien —dijo ella lentamente— supongo que tendré que creer lo que me dice. —Volvió a mirarme— Quizá algún día logre convencerme | Me sumergí en el castaño profundo de sus ojos. | – Esa ha sido siempre mi gran esperanza. | Denna sonrió, y me dio un vuelco el corazón. | – Mantenla. —Deslizó un brazo en la curva del mío y echó andar a mi lado—. Porque sin esperanza, ¿qué nos queda?
  • Absurdo no —objeté—. Las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias respuestas. | Extendí mi manta en el suelo y doblé la raída capa del calderero para envolverme en ella. | – Así cuando encuentre las respuestas, las valorará más. Cuanto más difícil es la pregunta, más difícil la búsqueda. Cuanto más difícil la búsqueda, más aprendemos. Una pregunta imposible...
  • ¿Qué nos queda cuando fallan las palabras?

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