“En Toledo las fuerzas adictas al alzamiento quedan atrincheradas en el Alcázar, que muy pronto es acercado y asediado por el ejército republicano. Antonio ha entrado en la fortaleza, como defensor, con la convicción de que ése es su deber. Sorprende el armamento que se ha llevado para este combate: el evangelio, el rosario y el cilicio. Una vez dentro del alcázar pondrán en sus manos un fusil. En casa queda el resto de la familia.”
José Rivera Ramírez. Pasión por la santidad, Fundación GRATIS DATE (pág. 18), José Manuel Alonso Ampuero
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Comentario
El cristiano debe llevar consigo el evangelio, el rosario y la cruz. Estos nos recuerdan las palabras de Jesús.
Evangelio: No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4, 4) y, aquel otro que dice, si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra (Juan 15, 20).
Rosario: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? (Mateo 26, 40) y, aquel otro que dice, mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen (Lucas 8, 21).
Cruz: El que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí (Mateo 10, 38) y, aquel otro que dice, y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí (Juan 12, 32).
El evangelio es alimento que sacia el alma; el rosario es oración que nos dispone a estar con Dios y a escuchar su voz; la cruz es instrumento de identificación con Cristo.
Mediante la cruz somos introducidos en la presencia de Dios; mediante el rosario el alma habla a Dios; mediante el evangelio Dios habla al alma.
El cristiano debe llevar consigo el evangelio, el rosario y la cruz. Estos sean para él recuerdo vivo de que Jesús vive en él y de que él ha de vivir en Jesús.
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