Muy querida Filotea, te escribo esta carta para recordarte que en el Evangelio hallamos cómo es Jesucristo. Es propio del discípulo ser como su maestro; es propio del cristiano ser como Jesucristo.
Filotea, hija mía, el que lee, escucha y pone en práctica el Evangelio no se condenará; el que lee, escucha y pone en práctica el Evangelio se salvará.
Te preguntarás: ¿qué tenemos que poner en práctica? A tal cuestión viene a mi memoria el Sermón de la Llanura de Jesucristo en San Lucas. El Sermón de la Llanura nos modela hasta transformarnos en Jesus; alter Christus, ipse Christus; otro Cristo, como el mismo Cristo.
Mi Filotea, contempla a Jesucristo pobre, hambriento, lloroso, odiado, excluido, insultado y proscrito.
Mi Filotea, contempla a Jesucristo que ama a sus enemigos, que hace el bien a los que le odian, que bendice a los que le maldicen, que ora por los que le calumnian.
Mi Filotea, contempla a Jesucristo misericordioso como el Padre es misericordioso.
Mi Filotea, contempla a Jesucristo que no juzga, que perdona, que da.
Mi Filotea, contempla a Jesucristo que es bueno y da frutos buenos, porque de la bondad que atesora en su corazón saca el bien.
Filotea, muy querida Filotea, te quiero ver con Jesucristo y como Jesucristo. La contemplación externa de Cristo te lleve a la imitación externa de Cristo, teniendo sus palabras y obras. La imitación externa de Cristo te lleve a la contemplación interna de Cristo. La contemplación interna de Cristo te lleve a la imitación interna de Cristo, teniendo sus pensamientos y sentimientos. Todo esto te lleve a configurar tu entendimiento y voluntad con la voluntad y entendimiento de Jesucristo.
El cristiano de verdad es prolongación, extensión, irradiación de Cristo. El cristiano de verdad es aquel que vive con Cristo y como Cristo, que es otro Cristo como el mismo Cristo; alter Christus, ipse Christus.
Dios que ha empezado en ti esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
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