Jeremías 17, 5-10:
5Esto dice el Señor: «Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor. 6Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita. 7Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. 8Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto. 9Nada hay más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo conoce? 10Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el corazón de los hombres para pagar a cada cual su conducta según el fruto de sus acciones».
Amado, heme aquí en tu presencia.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, ¿qué me decís?
Amado, mi Agapito, hazme conocer más y mejor tu Palabra. Amado, instrúyeme y enséñame para más conocerte y mejor amarte, para más amarte y mejor conocerte.
Mira Teófilo, confía en Mí y espera todo de Mí, confía en los hombres y espera de ellos cuanto Yo te quiera dar a través de ellos; pero que la confianza de los hombres no te aparte de la confianza de Dios, sino que tu apoyo ha de ser Dios y no los hombres
Teófilo, aquel que pone su corazón en el hombre y lo aparta de Dios es estéril, maldito; aquel que pone su corazón en Dios y lo aparta del hombre es fértil, bendito; aquel que confía en Dios y espera todo de Dios, que confía en los hombres y espera de los hombres cuanto Dios le quiera dar a través de ellos, es fértil y da fruto abundante, bienaventurado.
Haz lo que Dios quiere, quiere lo que Dios hace.
Hágase tu voluntad.
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