Teófilo, mi tan querido Teófilo, te escribo esta carta para recordarte que no tengas miedo a las tentaciones, no eres el único que tienes tentaciones, sino que todos y cada uno tenemos tentaciones.
Teófilo, las tentaciones son batallas, batallas que se libran en el alma. Como en toda batalla hay victoria y derrota. Recuerda la frase de San Agustín de Hipona:
Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, estás hecho para Dios, no se aleje de tus labios no se olvide tu corazón, no estás hecho para Satanás. Satanás, imitador falso de Dios como es, quiere arrebatar el puesto de Dios en ti, te quiere para sí y no para Dios, te quiere condenado con él y no salvado con Dios.
Demonio, mundo y carne siembran la tentación, los secuaces de Satanás; Dios se sirve de la tentación. La tentación si es perdida te desune con Dios y, te une con Satanás y sus lacayos; la tentación si es vencida te une con Dios y, te desune con Satanás y sus lacayos.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, para los que aman a Dios todo les sirve para el bien, permanece unido a Dios y vencerás la tentación, las tentaciones se vencen con Dios, nunca te enfrentes solo a la tentación, pues la tentación pretende desunirte con Dios y no te has de enfrentar sin Dios a la tentación.
Dios esté presente en todo tu ser, ten certeza de que Dios habita en ti, para que luches hasta el final el combate y consigas la corona de gloria que no se marchita.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, el que a Dios tiene lo tiene Todo, el que a Dios no tiene, nada tiene. Con Dios la victoria segura, sin Dios la más asegurada derrota.
Agapito
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