Muy querida Filotea, te escribo esta carta para formar tu corazón, te escribo esta carta para moldear tu amor, así como Dios moldea el mío.
Mi Filotea halle en tu corazón tu amor con tres amores no separados, no cada uno por su lado, sino que el Amor de Dios los integra, pues es el Amor principal. Así pues, Filotea, esté tu amor formado por estos tres amores: amor a Dios, a ti mismo y a los demás; a todos y a cada uno.
Te preguntarás: ¿Cuál ha de ser el amor principal de mi amor, de mi corazón? No te voy a responder todavía, sino que te voy a responder con las formas de amar que hay dependiendo de cuál sea el amor principal de tu amor, de tu corazón. Es así, pues, mi Filotea, que el amor puede ser altruista, puede ser egoísta, puede ser deísta. Desgranaré ante ti cada uno y descubrirás cuál es el que Dios quiere para ti y para mí, para todos y cada uno.
Amor altruista es aquella forma de amar en el que el centro son los demás y se olvida de uno mismo y de Dios.
Amor egoísta es aquella forma de amar en el que el centro es uno mismo y se olvida de los demás y de Dios.
Amor deísta es aquella forma de amar en el que el centro es Dios y se olvida de uno mismo y de los demás.
Muy querida Filotea, Dios no nos llama a que nuestro amor sea así, no, sino que nos llama a un amor unificador e integrador de los tres amores en uno, es lo que llamo: amor cristiano.
Amor cristiano es aquella forma de amar en el que el centro es el Amor de Dios a ti; que te lleva amar a Dios como Dios te ama, que te lleva a amarte como Dios nos ama, que te lleva a amar a los demás, a todos y a cada uno, como a ti mismo, es decir, como Dios les ama.
Mi Filotea esta es la forma de amar que Dios quiere para ti y para mí, para todos y cada uno.
Nuestro amor se va transformando en su Amor, nuestro amor se va pareciendo a su Amor. Dios es Amor y tú serás amor, porque tu amor participa del Amor de Dios, porque tu amor es prolongación del Amor de Dios. Este es el verdadero amor que nos asemeja y nos une cada vez más y más a Dios.
El hombre; tú y yo, todos y cada uno; ha sido creado por el Amor y para el Amor, es decir, por Dios y para Dios, para ser amados y amar, para amar y ser amados.
Mi Filotea, recuerda la frase de San Agustín de Hipona:
Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.
Dios que ha empezado en ti esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús.
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