“Dios llama al hombre para que sea santo. Y la respuesta del hombre –afirmativa o negativa– afectará a otros hombres, especialmente a los más próximos.”
Dios llama, llamados a ser santos (1 Cor 1, 2), Cuadernos de espiritualidad, 2 (pág. 28), José Rivera – José María Iraburu
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Comentario
Todos y cada uno de nosotros, cristianos, estamos llamados a la santidad y a la misión; con otras palabras, todos y cada uno de nosotros, cristianos, estamos llamados a ser amigos y testigos de Jesucristo.
La vocación a la santidad es vocación a la unión con Dios, a ser amigos de Dios. Es así, pues, que esta vocación se realiza en el amor, ya que el amor une a las personas; Dios te ama, su Amor mueve tu amor, tú amas a Dios. Dios nos ama siempre y en todo momento, nosotros hemos de dejarnos amar por Dios y responder a su Amor.
La vocación a la misión es vocación a hablar con Dios, a ser testigos de Dios. Es así, pues, que esta vocación se realiza en el amor, ya que el amor impulsa a hablar de lo que se ama; Dios te ama y, quieres que todos y cada uno conozca el Amor de Dios, y lo ame.
Todos los santos son misioneros, todos los misioneros han de esforzarse por ser santos. Poned todo de vosotros, que Dios pone todo de sí, y serás santo.
Dios ha dado tres vocaciones para la realización de esta vocación universal a la santidad y a la misión: sacerdocio, vida consagrada y matrimonio.
El sacerdote (diácono, presbítero y obispo) ha de ser amigo y testigo de Dios siendo fiel a su vocación sacerdotal.
El consagrado ha de ser amigo y testigo de Dios siendo fiel a su vocación consagrada.
El matrimonio ha de ser amigo y testigo de Dios siendo fiel a su vocación matrimonial.
Todos y cada uno de nosotros, cristianos, estamos llamados a ser amigos y testigos de Dios; si no lo somos, no somos cristianos; pues, el cristiano sigue a Cristo, es amigo de Cristo y da testimonio de Cristo. Sed cristianos de verdad; cristianos no solo de palabras, sino también de obras.
Un mal sacerdote, un mal consagrado, un mal matrimonio arrastra tras de sí muchas almas al Infierno.
Un buen sacerdote, un buen consagrado, un buen matrimonio arrastra tras de sí muchas almas al Cielo.
Un santo sacerdote, un santo consagrado, un santo matrimonio arrastra tras de sí muchísimas almas al Cielo.
Sed cristianos con Cristo y como Cristo, amigos y testigos de Dios, santos y misioneros de Dios. Dios cuenta contigo; el mundo te necesita, el mundo necesita de Dios.
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