Amado, mi Agapito, gracias por tu carta, gracias por recordarme que estoy hecho para la contemplación y goce de Dios; que estoy hecho para la contemplación y goce de lo que es bueno, verdadero y bello.
Amado, mi Agapito, que no se me olvide aquella frase de San Agustín de Hipona que dice:
Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.
Que no se me olvide tampoco aquel punto de San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales:
El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma; y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre, y para que le ayuden en la persecución del fin para el que es creado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas cuanto para ello le impiden. Por lo cual, es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido; de tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y así en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados.
Amado, mi Agapito, te pido un corazón nada apegado a las criaturas de este mundo, es decir, las cosas creadas por Ti y por el hombre; te pido un corazón todo apegado a Dios, a Ti.
Recuerdo con fuego vivo aquellas frases que me dirigiste hace ya tiempo:
Teófilo, mi tan querido Teófilo, halle en tu corazón estas tres cosas: Amor, Amor y Amor.
Amor a Dios.
Amor a ti mismo.
Amor al prójimo.
Amado, mi Agapito, Tú el centro de mi corazón y no las criaturas.
Amado, mi Agapito, Tú el centro de mi corazón y no yo.
Amado, si Tú eres el centro de mi corazón también lo eres de mi amor, y, si eres el centro de mi amor entonces mi amor es semejante a tu Amor, mi amor es prolongación de tu Amor. Mi amor como tu Amor. ¿Cómo es tu Amor? Dicho está en el Evangelio:
Mateo 22, 37-40: 37 Él le dijo: «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. 38 Este mandamiento es el principal y primero. 39 El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. 40 En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».
El Amor de Dios, tu Amor, es Amor sin medida, es Amor Misericordioso. Mi Amor como el Amor de Dios, como tu Amor, amor sin medida, amor misericordioso. Dios es Amor, yo seré amor.
Amado, mi Agapito, hazme conocer más y mejor tu Palabra. Amado, instrúyeme y enséñame para más conocerte y mejor amarte, para más amarte y mejor conocerte.
Teófilo, Crucificado y Apóstol del Amor de Dios
Comentarios
Publicar un comentario