Mateo 2, 13-18
13 Cuando ellos (los magos) se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». 14 José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto 15 y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 16 Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. 17 Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: 18 «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».
Amado, mi Agapito, heme aquí en tu presencia. Hazme capaz de conocer y amar, amar y conocer.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, guarda el Cielo que en tu alma habita, sé custodio celoso de la presencia de Dios, de sus santos y de sus ángeles en ti. Teófilo, mi tan querido Teófilo, sé custodio de Dios en ti, como José fue custodio de mí y de María.
Amado, mi Agapito, ¿qué he de hacer?
Teófilo, mi tan querido Teófilo, no permitas que demonio, mundo y carne entren en ti, sino que levántate, toma y huye, no permitas que te aparten de Mí. Teófilo, mi tan querido Teófilo, el demonio como león rugiente ronda buscando quién devorar, busca el momento preciso para apartarte de Mí, causando a su paso división, sembrando desconfianza donde hay confianza, sembrando odio y miedo donde hay amor, sembrando desesperanza donde hay esperanza. Mira que el demonio quiere romper nuestra unión teologal con su desunión, mira que quiere romper nuestro enlace de fe, esperanza y caridad con su desenlace de desconfianza, desesperanza, odio y miedo.
Amado, mi Agapito, quiero permanecer unido a ti por la fe, la esperanza y la caridad.
Teófilo, mi tan querido Teófilo, vuelca tu vida en la oración, pues la oración es trato con Dios, pues la oración es fuente de humildad, pues la oración hace crecer al alma en fe, esperanza y caridad. Solo el alma de oración es realmente humilde, solo el alma de oración tiene verdadera fe, solo el tiene verdadera esperanza, solo el alma de oración tiene verdadera caridad. ¿Quieres ser santo? Oración. Pues, solo Dios es santo y son santos aquellos que han tenido una intensa vida de unión con Dios, una intensa vida de oración... y, así, han sido considerados santos, amigos de Dios.
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