Filotea, muy querida Filotea, te escribo esta carta para recordarte que Cristo nos amó y se entregó por todos y cada uno de nosotros. Dios es Amor, Dios nos amó, ama y amará. Mi Filotea, no te cierres al Amor de Dios. Con dolor debo decirte que el que se cierra al Amor de Dios, se abre al odio de Satanás; que el que se cierra al amor al prójimo, se abre al odio al demonio. Con gozo debo decirte que el que se abre al Amor de Dios, se cierra al odio de Satanás; que el que se abre al amor al prójimo, se cierra al odio al demonio. Con Dios hay Amor, sin Dios no hay Amor; con Satanás hay odio, sin Satanás no hay odio. El lenguaje de Dios y de sus ángeles y de sus santos es el Amor. El lenguaje de Satanás y de los demonios y de los condenados es el odio. Filotea, hija mía, ama, ama como Dios ama, ama como Cristo ama; así serás amor como Dios es Amor. Si amas, te entregarás; si te entregarás, servirás; si sirves, vivirás. Viene a mi memoria lo que decía Santa Teresa de Calcuta: Quien no vive